Prueba Peloponeso

Prueba Peloponeso

"La naturaleza de los hombres soberbios y viles es mostrarse 
insolentes en la prosperidad y abyectos y humildes en la adversidad"
NicolĂ¡s Maquiavelo


Durante la pasada carrera de Hockenheim 2010, no tenĂ­a un espejo junto a mi televisiĂ³n, pero de haberlo tenido, hubiese distinguido con toda claridad la cara de pendejo que se me estaba quedando, porque asĂ­ es como nos estĂ¡ tratando a los aficionados la F1 en general, como imbĂ©ciles con carteras repletas de dĂ³lares.

En realidad, estoy a favor de las Ă³rdenes de equipo en la actual F1, con cuyo sistema de equipos no estoy en absoluto de acuerdo. Me explico. Las Ă³rdenes de equipo me parecen repulsivas, pero si se van a terminar haciendo de una forma u otra, lo mejor es que la FIA las legalice para no andarnos con falsedades y marañas. El que creo que es el sistema ideal es el que usan en las IndyCar Series, con constructores que surten de material a equipos de un solo coche, con alguna excepciĂ³n como en Penske y Chip Ganassi. Pero el sistema de dos coches por equipo de la F1 que todos conocemos, tiene algo que no se puede evitar: el bien del equipo por encima del individual.

AsĂ­ las cosas, considero estĂºpido que los equipos y los estamentos de la F1, a raĂ­z de lo sucedido con Ferrari en Austria 2002, buscasen la desapariciĂ³n de dichas Ă³rdenes de equipo por considerarlas indecorosas. Es muy fĂ¡cil para equipos como Force India, Virgin o Toro Rosso, pedir que se eliminen dichas Ă³rdenes, pero cuando lo que estĂ¡ en juego es el concepto global, es decir, el campeonato del mundo, hay que racionalizar los recursos propios para acometer la empresa de la mejor forma y con la mayor solvencia posibles. Y eso, solo lo saben los grandes equipos y la FIA. Entonces ¿a quĂ© jugaban cuando prohibieron las Ă³rdenes de equipo en la F1?

Solo era vergĂ¼enza torera, pues a todos se les deberĂ­a caer la cara de vergĂ¼enza cuando dan una orden en la que el perjudicado es un miembro de tu equipo. Estamos hablando de carreras de coches, velocidad, el hombre contra la mĂ¡quinas y contra el resto del mundo. DespuĂ©s de la prohibiciĂ³n, siguieron las Ă³rdenes encubiertas para beneficiar a uno de los dos pilotos miembros del equipo. Las Ă³rdenes de equipo siempre han existido y, de una u otra forma, continuarĂ¡n en un futuro, nos guste o no... hasta que el sistema cambie.

Pero entonces surge la desazĂ³n en el interior de quien ve una carrera de F1, pues cuando es flagrante la orden de equipo, se pregunta cuĂ¡l es el sentido de ver un espectĂ¡culo deportivo en el que se le cortan las alas a diversos pilotos, adulterando asĂ­ el resultado final, resultando vencedor no el mejor, sino el que ha decidido un señor sentado en una silla, viendo la carrera, como uno mismo.

Vista la prohibiciĂ³n que existe, el GP de Alemania fue lamentable y, en cierto modo, grotesco, pues los señores de Ferrari no tuvieron el mĂ¡s mĂ­nimo pudor o habilidad para tratar de enmascarar el incumplimiento a sabiendas de un artĂ­culo de la normativa. Cuando oĂ­ la “sugerencia” a Massa no podĂ­a creĂ©rmelo, y Massa hizo lo que muchos habrĂ­amos hecho, hacerlo de una manera notoria, para que todo el mundo lo supiese. Muchos culpan a Massa por lo que hizo, pero pĂ³nganse en su pellejo por un segundo. El posterior “perdĂ³n” que le pidiĂ³ su ingeniero fue el cĂºmulo del despropĂ³sito que se acababa de fraguar en la Scuderia, era la firma de aceptaciĂ³n de culpas en la propia sentencia de muerte, sentencia Ă©sta a todas luces insuficiente, pues Ferrari buscaba y lograba la ventaja deportiva, y la sanciĂ³n de los comisarios se debĂ­a haber enfocado a anular la ventaja deportiva conseguida, y no a una pusilĂ¡nime sanciĂ³n econĂ³mica..

Y hay uno que es un especialista en salirse de rositas en todo fregado en el que se ve involucrado, y no es otro que Fernando Alonso, que ponĂ­a carita inocente cuando saliĂ³ del vehĂ­culo y manifestaba despuĂ©s que no sabĂ­a nada del asunto. Cierto, y yo le creo. Y pienso que la repentina desaceleraciĂ³n de Massa le pudo hacer pensar que tenĂ­a algĂºn problema, pero que no insulte a mi inteligencia, porque cuando mirĂ³ por el retrovisor tres kilĂ³metros mĂ¡s tarde y vio que Massa le seguĂ­a de cerca, supo con seguridad que a su compañero le habĂ­an parado desde el pitwall. Pero insisto, Alonso nada tiene que ver en el asunto.

Eso sĂ­, a mĂ­ me darĂ­a vergĂ¼enza celebrar una victoria que le han quitado a mi propio compañero, de hecho, no tendrĂ­a valor sentimental alguno. ¿AsĂ­ queremos ganar? "Es una desgracia para todos los aficionados, que han venido hasta aquĂ­ para ver una carrera manipulada. Me da pena lo que ha visto la gente, porque no ha sido una carrera real" ¿recuerdan esas declaraciones en Valencia? Al final el tiempo pone a cada uno en su lugar. ¿CĂ³mo decĂ­a Maquiavelo al principio de este texto?

TambiĂ©n tengo un recuerdo especial para Massa, pues no sĂ© muy bien de quĂ© se sorprende e indigna. Él ha entrado en el juego, y es el que le da sombra a la cantimplora de Alonso, para eso estĂ¡ y para eso ha firmado. Es el segundo de a bordo y su labor es la que hizo en Alemania, y entiendo que debe ser muy duro tragarse el orgullo en plena carrera, pero Ă©l es el profesional segundĂ³n, y Ă©l mismo, Ferrari y Alonso, son los protagonistas de uno de los hechos mĂ¡s vergonzosos de los Ăºltimos tiempos en la F1.

Cansa, queridos lectores, hastĂ­a asistir a las carreras y, una tras otra, nos deja alguna bola de mierda, una polĂ©mica tras otra, con carreras que no terminan nunca con la bandera a cuadros, con protestas de unos y de otros, con denuncias, con incumplimientos de la normativa… ¿veremos una carrera como Dios manda esta temporada? Esta vez fue Ferrari, y cierto es que ya tienen algunos de los episodios mĂ¡s bochornosos de la historia de la F1, pero podrĂ­a haber sido cualquiera el desestabilizador de la paz.

¿Y quĂ© opinarĂ¡ Jean Todt? El francĂ©s tiene ante sĂ­ un asunto peliagudo, pues el fantasma de Austria 2002 le persigue todavĂ­a, y por ello, su autoridad moral en este asunto es dudosa, frĂ¡gil. Cualquier decisiĂ³n que tome la FIA en septiembre en este asunto, ya sea a favor o en contra, removerĂ¡ la porquerĂ­a de viejas acciones lamentables. Pero son otros tiempos y hay que sacar a la F1 de la ciĂ©naga en la que la hemos metido, y opino que el pequeño galo es muy capaz de hacerlo, y tiene voluntad para ello. Suerte, pues la necesitarĂ¡.

Señores de la F1, pregĂºntense si es justo que al aficionado se le roben buenos momentos de espectĂ¡culo y se le traicione cambiando al antojo de ustedes el resultado de las carreras. No deberĂ­a olvidĂ¡rseles que quien paga y quien les mantiene en sus sillones somos los aficionados. ¿Pero saben quĂ© es lo mejor? Que independientemente de los forofismos, colores, preferencias y simpatĂ­as, los Hamilton, Domenicalli, Mateschitz, Alonso, Todt, Withmarsh, Ecclestone, Dennis, Schumacher, etc, a no mucho tardar desaparecerĂ¡n de este deporte, y otros ocuparĂ¡n su lugar, y alguno arreglarĂ¡ de una vez por todas la F1… y los aficionados seremos los mismos, pues nosotros permanecemos y ustedes, chusma desconsiderada y maquiavĂ©lica, son efĂ­meros tĂ­teres en un mundo que nos pertenece a nosotros.

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